Ella era una joven de condición humilde, buena y bonita, llena de ilusiones a sus 27 años, allá por 1968. Había dejado su pueblo, Argelia de María, en la provincia colombiana de Antioquia, para ir a su capital, Medellín, a cursar la carrera de medicina. Trabajaba duro en una empresa para costearse los estudios. Sola en la ciudad, iba relacionándose, buscando hacer amistades en su círculo más cercano. Por eso, un día aceptó inocentemente la invitación a una fiesta que le hicieron sus jefes y compañeros de oficina. Fue una decisión con consecuencias horrorosas. Esos mismos jefes y compañeros le habían tendido una trampa: en la fiesta la drogaron, luego la llevaron a un sitio apartado y -borrachos- la violaron repetidamente. Como consecuencia de ello quedó embarazada. Fiel a sus convicciones, asentadas en una profunda religiosidad, decidió no abortar y salir adelante. Así es que dio a luz a Alfar Antonio, que con el tiempo conocería su tan traumática concepción y se sobrepondría apelando también a la fe. Una fe creciente que lo llevaría a descubrir su vocación sacerdotal, ordenarse y llegar a ser el mayor orgullo de su madre. Llevado por su carisma misionero, el hoy padre Alfar Antonio Vélez vive desde hace unos años en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, donde tiene a su cargo dos parroquias (San Jorge y Santa María Goretti), siendo muy valorada su labor religiosa por sus superiores. A raíz del reciente fallo de la Corte que – al interpretar el artículo 86 del Código Penal- determinó que todos los abortos por violación -no sólo los de una mujer insana- son "no punibles", decidió abandonar su discreción y contar por primera vez, ante el pedido de Valores Religiosos, su conmovedor caso.
El fray Romualdo Fernández dijo que se quedarán y no abandonarán sus misiones que tienen ocho siglos. Abogó por un mayor esfuerzo en la promoción del diálogo entre gobierno y oposición. Y teme que un vacío de poder deje espacio al extremismo. El director del Centro Ecuménico de Tabbale y rector del santuario dedicado a la conversión de San Pablo (ambos en Damasco, Siria) el sacerdote franciscano Romualdo Fernández, afirmó que aunque se estén cerrando las embajadas en Siria, "nosotros los franciscanos nos quedamos para estar cerca de la gente"
Mientras Daoud Haddad balanceaba ayer la cruz de madera sobre su hombro, no podía evitar preguntarse si la procesión de este año de Viernes Santo por Jerusalén, en la que creció, sería la última. "El próximo año, otro tendrá que cargar la cruz", afirma. Haddad es uno de un creciente número de cristianos árabes que están emigrando del país donde el cristianismo tiene sus raíces. Y la huida aumentó desde la "primavera árabe", ante la incertidumbre sobre la seguridad, el respeto de los derechos básicos y las oportunidades económicas en una región convulsionada. Los cristianos de todo el mundo se reúnen en Jerusalén para celebrar la Semana Santa, pero precisamente uno de los grupos menores son los residentes, que pasaron de 35.000 en 1948 a 10.000. Sólo el 2% son locales, según el Instituto Real de Estudios Interreligiosos, con base en Ammán. Los residentes de Jerusalén, como Haddad, dicen que la migración se convirtió en la opción más atractiva para los cristianos desde la intifada de 2001, debido al aumento de la seguridad en Israel y el estancamiento de las conversaciones de paz. Pero la diáspora no se limita a los cristianos de Israel y los territorios palestinos. El ejemplo más claro de la huida de cristianos árabes es Irak, donde la violencia y una serie de bombas en iglesias, secuestros y amenazas de muerte llevaron a alrededor del 55% de los cristianos a abandonar sus casas desde la invasión de 2003, encabezada por Estados Unidos.
Cada día nacen en el país ocho bebés cuyas mamás todavía están en edad de seguir acunando muñecas. Todas tienen menos de 15 años, pero muchas ni siquiera terminaron el colegio primario y ya tuvieron que aprender a parir. Los datos del Ministerio de Salud de la Nación indican que en tres años aumentaron 9,7 por ciento los casos de nenas que, con menos de 15 años, se convirtieron en madres. Lo que en los últimos dos meses ocurrió en Corrientes, Entre Ríos o Mar del Plata, es apenas el costado visible de algo mucho más profundo y silencioso. Sólo en 2010, de acuerdo con los últimos datos disponibles, 3.117 chicas dieron a luz. Son 276 casos más que en 2007, cuando los bebés nacidos de madres niñas fueron 2.841. "Es una verdadera catástrofe sanitaria que debiera ser atendida" , sostiene Ariel Karolinski, consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y médico del Hospital Durand.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, instó ayer a los empresarios a asumir la solidaridad "como un valor moral y no sólo como una estrategia de gestión", a la vez que señaló que la "Argentina de hoy" tiene una realidad "difícil, que duele". Arancedo, que es arzobispo
En su mensaje pascual, el arzobispo santafesino y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, cuestionó el proyecto para modificar el Código Civil y pidió no banalizar la figura de la familia. "La propuesta de reforma del Código Civil, como marco básico que regula la vida del hombre y sus relaciones en la sociedad es un tema que nos compromete a todos . No podemos, por ello, permanecer indiferentes ni ser espectadores de decisiones que nos involucran y requieren de una amplia participación federal y reflexión. No caben urgencias en temas de tanta trascendencia ", señaló Arancedo. Para el jefe de la Iglesia argentina, "el Código Civil, por su carácter estable y modélico, al definir las obligaciones y derechos de las personas e instituciones no es algo neutro sino que a través de él se expresan doctrinas y corrientes de pensamiento". Monseñor Arancedo destacó, además, que son necesarias las actualizaciones del Código Civil, pero exhortó a respetar las instituciones. "Un nuevo código debe tener en cuenta la riqueza de tradiciones e instituciones jurídicas como principios y valores que hacen a nuestra vida e identidad".
La agenda de la Iglesia y la CGT tiene puntos en común y así lo ratificaron ayer el presidente de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado, monseñor Jorge Lozano, y la conducción de la central obrera, encabezada por su titular, Hugo Moyano.
Tres grandes bancos mexicanos cancelaron las cuentas de la brasileña Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), cuyos dirigentes son acusados de estafa y lavado de dinero en su país. Las filiales del español Santander y del estadounidense Citigroup, así como el banco mexicano Ixe, decidieron cerrar cinco cuentas corrientes y una inversión a plazo fijo. Las entidades crediticias enviaron cartas a la organización religiosa, más conocida por su lema "Pare de Sufrir", para informarles que no podrán usar los depósitos y deben retirar sus fondos. La secta gestionó un amparo judicial pero las autoridades financieras desbarataron su jugada al rechazar haber ordenado a los bancos que rompieran relaciones con la iglesia. La IURD se instaló en México en 2001. Desde entonces fue ejecutando una arrolladora política de expansión que la llevó a tener al menos 164 templos en todo el país y dominar los espacios radiales y televisivos en franjas horarias privilegiadas. La poderosa entidad, liderada por el obispo Edir Macedo, contó entre sus principales adherentes con el ex vicepresidente José Alencar, fallecido en marzo de 2011, después de acompañar a Luiz Inácio Lula da Silva durante sus dos períodos de gobierno (2003-2011).
Una luna para dos Pascuas
Diario La Nación – Opinión - Por Mario Eduardo Cohen – 06.04
Este año debemos agradecer a la luna llena hoy, cuya luz ilumina días trascendentes para la cristiandad y también para el pueblo hebreo, que a partir de esta noche y hasta el domingo festeja el inicio del Pésaj o Pascua hebrea. Seguramente, en estos días, en un mismo edificio de departamentos en Buenos Aires, ciudad de la convivencia, habrá vecinos que en puertas contiguas se desearán mutuamente ¡Felices Pascuas!, mientras degustan huevos y roscas de Pascua, en tanto otros comerán el pan ázimo o matzá y otras especialidades elaboradas sin levadura. Se sabe que los últimos días de Jesucristo coincidieron con la Pascua hebrea. Incluso él mismo pidió a dos apóstoles que prepararan la cena de Pascua (Lucas 22,7-8). Lamentablemente, la convivencia actual no coincide con el devenir histórico, pues una incorrecta interpretación de los Evangelios generó durante siglos persecuciones a los judíos coincidentes con estas fechas. El Concilio Vaticano Segundo dejó definitivamente cerrado el tema del supuesto "deicidio" que pesaba sobre el pueblo judío cuando señaló, en 1965: "Lo que en su Pasión (de Jesucristo) se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy". Nos preguntamos: ¿qué recuerda realmente la Pascua hebrea o Pésaj? ¿Es, meramente, como muchos creen, la fiesta de los panes ázimos o es mucho más? ¿Los judíos del siglo XXI continúan con esta antiquísima festividad?
Era obrero porque no hubiera podido vivir de otra forma, decía el padre Francisco "Pancho" Soares. En los barrios de Tigre lo conocían como el cura zapatero, el de la bicicleta destartalada; por su opción por los pobres, su compromiso social de cambio. Pero molestaban su actividad "traidora a la fe católica, apostólica y romana", su "peligroso" liderazgo y su discurso revolucionario, al establishment y a las jerarquías del Ejército. Fue una de las primeras víctimas eclesiásticas de los militares, asesinado en el verano del '76, días después de realizar un responso en el que se señaló con nombre y apellido a los responsables del secuestro, tortura y fusilamiento de tres delegados gremiales peronistas. Su caso fue denunciado la semana pasada ante la Justicia federal en el marco de la megacausa Campo de Mayo por crímenes de lesa humanidad. El sol despuntaba sobre las casillas de chapa y madera en el barrio de Carupá. J.C.V., un vecino de 30 años, atravesó las calles y el barro que lo separaban de la Capellanía y golpeó la puerta del padre Pancho. Otros testigos contaron que era costumbre que todas las mañanas le convidara unos mates. Pero ese día fue diferente. "A la madrugada se escucharon tiros y al salir vi un auto que se alejaba por el camino de tierra rumbo a la Panamericana", dijo J.C.V. a la prensa ese 13 de febrero de 1976. La casa del cura, tan humilde como el resto, tenía una ventana abierta de par en par: Soares estaba en el piso, cubierto en un charco de sangre, su cuerpo desfigurado. Arnaldo, el hermano discapacitado del sacerdote, había sido herido también, y pedía ayuda. Moriría meses después en un hospital.
La inauguración del jardín maternal Virgen de Itatí a principios de 2011, por parte de los curas villeros, muestra la mejor cara de la villa 1-11-14 del Bajo Flores. Su obra refleja todo lo que se puede lograr en un contexto de marginación cuando la voluntad y el esfuerzo van de la mano. Además, este año sumaron otro éxito, al incorporar la sala de 5. Hoy en día ya son más de 60 los niños de la villa de entre dos y cinco años que asisten al jardín. La iniciativa surgió a partir de los pedidos de los vecinos por falta de vacantes en otras instituciones de la zona y logró materializarse gracias al empeño conjunto de toda la comunidad, que organizó actividades y rifas para recolectar dinero, de aportes privados y del apoyo del arzobispado de Buenos Aires. Gustavo Carrara, párroco de la iglesia Santa María Madre del Pueblo, explica que este proyecto es preventivo, ya que genera aportes reales para que los niños no caigan en la exclusión. La institución, que busca brindar contención desde temprana edad y responder a la inquietud de los padres que no tienen dónde dejar a sus hijos cuando van a trabajar, es el segundo de este tipo, ya que los sacerdotes cuentan además con una guardería desde 1971, próxima a la parroquia, en otro sector de la villa.