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Camino de Vida  n° 183    Necochea, 29 de diciembre de 2011      video  -  HOMILIAS MP3    correo   rezando voy
Todos los domingos a las 7,30 por AM1380: Santa Misa (también por internet: http://am1380.com.ar)
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NAVIDAD ETERNA INFANCIA DE DIOS José Arregi

JEREMÍAS Y DIOS Eloy Roy

FELIZ AÑO NUEVO José Enrique Galarreta


¿Cuántas veces he rezado a la vista de mis hijos?

CARTA DE UN PADRE DE FAMILIA A PROPÓSITO DE LA NAVIDAD

Tengo que nacer de nuevo

Luis, 27 de diciembre de 2011 a las 12:28
 ¿En qué nos estamos equivocando los padres, qué estamos haciendo mal para que nuestros hijos no sepan lo que realmente significa la NAVIDAD?
El árbol de Navidad de Gubbio/>

EL ÁRBOL DE NAVIDAD DE GUBBIO

  • El árbol de Navidad de Gubbio
Hola Juan: Con un poco más de tiempo que en otras ocasiones, te hago el siguiente comentario, al hilo del contenido de tu homilía del día de Navidad. Francamente me ha gustado mucho (soy de los que imprimo y me gusta distribuir a los allegados) y me ha recordado algo que muchas veces me cuestiono: ¿En qué nos estamos equivocando los padres, qué estamos haciendo mal para que nuestros hijos no sepan lo que realmente significa la NAVIDAD?
Normalmente "encuentro" respuestaspara estas preguntas, respuestas que nunca me dejan del todo satisfecho, ¡pero que le voy a hacer!, me tengo que contentar con ellas porque no doy con la definitiva. Lo que si me queda claro es que los padres somos los primeros y casi únicos responsables de que esta situación haya llegado donde ha llegado.
Deja que te cuente una anécdota que sucedió ayer en mi casa durante la cena familiar de Nochebuena, que resultó casi premonitoria y me hizo ver que, a pesar de lo mal que lo estamos haciendo, la NAVIDAD se abre paso, incluso, a pesar de nuestro pésimo ejemplo.
La escena es poco más o menos la imaginable:...mis suegros, mi cuñado y su hijo, y, ¡claro!, nosotros, ya sentados a la mesa para la tradicional cena de Navidad. Ocupando la cabecera, mi suegro preside la cena, y, sentado, dirige una lacónica bendición "Señor bendice estos alimentos que vamos a tomar",... y... ¡al ataque!...
¡No!, en ese mismo instante en el que todos íbamos a lanzarnos a la pitanza, Patricia, sin que nadie le dijese nada, puesta de pie en el extremo opuesto de la mesa, muy seria ella, nos detuvo a todos, sacó un papel de entre las manos y con lectura mucho mejor de la que en ella es habitual, nos dirigió (leyó) las siguientes palabras:
"Dios Todo Poderoso, que derramáis hoy sobre nosotros la nueva luz de vuestro Verbo Encarnado, haced que la fe de este misterio se infunda también en nuestros corazones. Bendice Señor nuestra mesa en esta noche santa, bendice a todos los miembros de esta familia aquí reunida. Que tu Paz y Amor nos mantengan unidos a lo largo del Nuevo Año que pronto comenzaremos. Nos atrevemos a pedirte: salud y trabajo para todos, y un corazón solidario, abierto a las necesidades de todos los hombres. Que nadie cercano a nosotros, lo pase peor que nosotros por falta de medios. Que María tu madre, interceda por todos Amen"
Literal del reverso de una sencilla felicitación de Navidad que alguien del colegio, supongo que algún profesor o monja, les entregó a todos los alumnos para que estos nos la trasladasen a los padres. Felicitación que ella ha guardado hasta hoy, y, también supongo, que siguiendo instrucciones de quien se la entregó, nos leyó en el momento oportuno. A continuación nos dijo, "ahora sí, ya está", o algo parecido.
Imagínate la cara de TODOS los demás mientras la escuchábamos atentamente. Había de todo; sonrisas, sorpresa, admiración, vergüenza,.... ¿por qué? Como te decía antes, sin respuesta. Pero la lección ahí estaba. Ella, muy orgullosa y contenta de la atención que había concitado, se sentó y empezó a cenar tranquilamente. Y,.. Como dicen los taurinos ¡ahí queda eso....!
No puedo saber lo que se pasó por la cabeza de cada uno de los que allí estábamos reunidos, únicamente puedo hablar de lo que yo sentí y recordé. ¿Cuanto hacía que no me sentaba a una mesa en la que se bendijese la comida?, ¿Cuántas veces se ha bendecido la mesa en mi casa?, ¿Cuántas veces he rezado a la vista de mis hijos?, ¿en cuantas ocasiones he mandado rezar, o he rezado con mis hijos, al mandarles a la cama?....
Respuestas: mucho, nunca, pocas veces, nunca o ya ni me acuerdo, ... ¿cómo son posibles estas respuestas teniendo en cuenta que he crecido dentro de una familia en la que hacer todas estas cosas era habitual, ¡que digo habitual!,... diario?, ¿por qué he llegado a esta situación, cuando estudié en un colegio donde me enseñaron a rezar junto con todos mis compañeros, y lo hacíamos tranquilamente y sin avergonzarnos de ello en absoluto, con la mayor naturalidad del mundo?,... ¿por qué?,... ¿por qué?,... (Como diría Mourinho). Sin respuestas.
Queda claro que con esto que te he contado y lo que tú me has dicho en la homilía de hoy, la respuesta es clara; tengo que nacer de nuevo. A Dios me encomiendo para la nueva tarea que me pone delante.
Un abrazo.
Santa Maria de Cayón, día de Navidad de 2011
Luis

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