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Camino de Vida  n° 184    Necochea, 6 de enero de 2012     video  -  HOMILIAS MP3    correo   rezando voy
Todos los domingos a las 7,30 por AM1380: Santa Misa (también por internet: http://am1380.com.ar)
  50 años del Concilio (en comic)
Empezamos por la fiesta de la Epifanía.  
Fray Marcos insiste en la universalidad del mensaje de Jesús, cosa que los católicos no nos creemos. Y precisa cómo en Jesús se manifestó Dios que es Espíritu durante su vida, ese Dios que llevamos todos encarnado.
José Enrique Galarreta se lamenta de cómo hemos ido vistiendo el mensaje de Jesús de la filosofía griega, el derecho romano y el latín, y en fin de la cultura occidental. Y eso es lo que ofrecemos e imponemos. Hacemos de menos la buena noticia de Jesús, abierta al mundo.

Y el domingo, el Bautismo de Jesús.
Fray Marcos remarca cómo debemos considerar a Jesús como un hombre, un hombre de Dios, movido por el Espíritu de Dios, un hombre que evolucionó hacia su plenitud humana gracias a su íntima relación con el Padre.
 José Antonio Pagola ve reflejada a nuestra Iglesia de hoy en el Israel del tiempo de Jesús, en oscura y profunda crisis religiosa. La salvación vendrá de vivir decididamente el Espíritu de Dios.
Las lecturas acogen las dos fiestas: Isaías repite en ambas, y nos define al Siervo de Yahvé, un Mesías muy distinto al esperado por Israel. Pablo les dice a los efesios que los gentiles son coherederos. Y Pedro presenta en los Hechos a Jesús haciendo el bien, porque Dios estaba con él.
evangelio del día  santo del día  Caminos de Vida  Viñetas litúrgicas para cada domingo

José Arregi discurre sobre el paso del tiempo desde distintos puntos de vista, incluido el científico, para saltar al concepto de eternidad. La medida del tiempo encierra muchos signos de admiración.

Vicente Martínez vuelve al género epistolar para escribir una nueva carta a los Magos de Oriente, con las inquietudes y aspiraciones que bien podrían ser las nuestras.


Julián Mellado recuerda la heroica historia de Telémaco un cristiano del siglo V que tuvo que enfrentarse a una masa enloquecida presuntamente cristiana.
El monje consiguió que se suprimieran los combates de gladiadores.

año bueno, año malo?

" Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de
fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.
Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más
que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de
aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido
fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de
nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo
del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé
desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el
poder hacerlo. "Ser feliz es una decisión", no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para
poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender
todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres
cosas:
               -a aprender a amar
               -a dejar huella
               -a ser felices

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y
creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El
trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace
bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto
como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio
de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de
nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos,....... para dormir tenemos
siglos después.

-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que
ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra
libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente
agotados y así poder amar más y mejor.

 -El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de
voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar
gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y
tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores,
saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo
menos una o varias veces al día. Querernos.

Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que
haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden
que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos
se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir
adentro. Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de
ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver
con la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los
juegos "antiguos", a los encuentros familiares, a los encuentros con
amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro
de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo
habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas,
pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no,
no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD
con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y
mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.

MAMERTO MENAPACE  monje benedictino y escritor


ESTA EN NOSOTROS SER LUZ...

HABÍA UNA VEZ, HACE CIENTOS DE AÑOS, EN UNA CIUDAD DE ORIENTE, UN HOMBRE QUE UNA NOCHE CAMINABA POR LAS OSCURAS CALLES LLEVANDO UNA LÁMPARA DE ACEITE ENCENDIDA.


La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice:

-¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves..

Entonces, el ciego le responde: – Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi…
 
No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer…
Está en nosotros saber usarla.
 
El que alguien toque mi vida es un privilegio,
tocar la vida de alguien es un honor,
pero el ayudar a que otros toquen sus 
propias vidas es un placer indescriptible



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Justino

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